Desde Plaza Universidad
Bueno, después de un buen tiempo sin actualizar, he regresado. Para empezar debo contarles que estoy alegre, ya que desde hace dos sábados, estoy en la coordinación de la escuela donde trabajo. Es una gran responsabilidad estar ahí, sin embargo creo que podré con ella, ya que soy una persona que acepta los retos como son.
Pasando a otras cosas, resulta que esta semana me la pase en Plaza Universidad, vi a viejos conocidos como Eric, Manuel, Víctor y por supuesto mi querida amiga Araceli. Hacia mucho tiempo que no los veía y que no andaba por estos lugares. Debo admitir que el grupo con el que me toco trabajar es muy bueno, se acoplan muy bien y en general son chavos muy tranquilos y muy agradables.
Pero no todo lo que brilla es oro... En ocasiones anteriores les había hablado del problema del transporte publico, y en esta ocasión le toca a la queridísima Red de Transporte Metropolitano, mejor conocida como “El Metro”. Así es, el Metro es el principal medio de transporte para nosotros los capitalinos, y es por esa razón que no se salva de los vendedores, los cieguitos, los carteristas y los que fingen ser cieguitos... Vean si no:
Justo en la estación de Centro Medico, se sube un señor con lentes oscuros que se dice “invidente” y empieza a pedir “una ayuda”. Algunas personas le dan una que otra moneda, yo debo decir que no le di nada (situación de la que posteriormente me sentiría orgulloso). En fin, en la estación Zapata, que es donde me tengo de bajar del metro, me encuentro a este “invidente”, recargado en una de las puertas viendo las monedas que le habían dado.... ¿Que no se supone que estaba ciego?
Yo se que a lo mejor no merezco decirlo, pero CASI NUNCA doy limosna a esas personas, por que uno no sabe si en verdad lo necesitan o como en caso anterior solo lo hacen para no trabajar...
Pasando a otras cosas, resulta que esta semana me la pase en Plaza Universidad, vi a viejos conocidos como Eric, Manuel, Víctor y por supuesto mi querida amiga Araceli. Hacia mucho tiempo que no los veía y que no andaba por estos lugares. Debo admitir que el grupo con el que me toco trabajar es muy bueno, se acoplan muy bien y en general son chavos muy tranquilos y muy agradables.
Pero no todo lo que brilla es oro... En ocasiones anteriores les había hablado del problema del transporte publico, y en esta ocasión le toca a la queridísima Red de Transporte Metropolitano, mejor conocida como “El Metro”. Así es, el Metro es el principal medio de transporte para nosotros los capitalinos, y es por esa razón que no se salva de los vendedores, los cieguitos, los carteristas y los que fingen ser cieguitos... Vean si no:
Justo en la estación de Centro Medico, se sube un señor con lentes oscuros que se dice “invidente” y empieza a pedir “una ayuda”. Algunas personas le dan una que otra moneda, yo debo decir que no le di nada (situación de la que posteriormente me sentiría orgulloso). En fin, en la estación Zapata, que es donde me tengo de bajar del metro, me encuentro a este “invidente”, recargado en una de las puertas viendo las monedas que le habían dado.... ¿Que no se supone que estaba ciego?
Yo se que a lo mejor no merezco decirlo, pero CASI NUNCA doy limosna a esas personas, por que uno no sabe si en verdad lo necesitan o como en caso anterior solo lo hacen para no trabajar...
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